Pero de la experiencia de pasar una semana conociendo gente en dos redes sociales que se ubican en dos puntos de la realidad diametralmente opuestos, desde el punto de vista de una chica y de un chico, la conclusión es que realmente no existe nada diferente a la realidad del día a día. Independientemente del entorno en cuestión, los estereotipos que se asocian a la conducta masculina se cumplen y los de la conducta femenina también. Con excepciones en ambos lados, eso sí. Tinder o Happn ya forman parte de la vida social, tanto de jóvenes como de mayores. La realidad, comentaba Eparquio Delgado a Hipertextual, es que lo que ocurre en estas aplicaciones es un fiel reflejo de la realidad de la vida. Y, sin embargo, no todos hablan de la realidad que supone estar apuntado a una app para buscar pareja, amigos, compañía o lo que surja. El estigma existe en las apps para ligar y alguien miente con este tema. Por otro lado, y en el punto opuesto, se encuentra Wyylde.
Y si la primera llevaba como patronímico «la app para solteros exigentes», esta otra se apropió de su erudición para crear «la app para tríos exigentes» porque las relaciones a dos parecían ser demasiado simples o porque las parejas también querían tener su propia aplicación. Sin embargo, a Tinder no le hizo ninguna gracia el movimiento e interpuso una demanda legal para que esta aplicación dejase de existir. Se basaban en que fonéticamente era similar a Tinder. Una contienda que se llevó hasta las redes sociales con el lema «Tinder quiere matar a 3nder«y hasta un hastag: TinderSuckMySocks.
Bacanal de datos y aplicaciones de citas 1 Me gusta 2, Vistas Levante artículo pertenece a la sección Actitud Digital, con la que colaboro en el programa de PostApocalipsys Nau de Radio Vallekas. Esto me comentó antaño un amigo en un bar, que eran los lugares que durante unas cuantas décadas se han utilizado para encontrar pareja. Y digo durante un par de décadas, porque antes esos espacios solían ser las fiestas de los pueblos o las misas de los domingos. Y antes de eso, cuando la mayoría de las parejas no eran elegidas y las mujeres eran vendidas como piezas de intercambio en el mercado amoroso existía una figura específica que te permitía emparejarte con alguien: la Celestina o Celestina. Y de eso vuelven a estar las aplicaciones de citas.