Por eso me ha entristecido especialmente leer un nuevo artículo de un jesuita chileno, el P. Jorge Costadoat, SJlleno de afirmaciones absurdas y tonterías varias sobre los anticonceptivos, la moral sexual y, en general, la naturaleza del cristianismo y de la Iglesia. Como otras veces, el artículo del P. Costadoat va en negro y mis comentarios en rojo.
El precepto de oír Misa consiste en asistencia personal a la iglesia. No satisface el precepto quien la oye por televisión. Una distracción voluntaria puede ser pecado, si es prolongada. Las distracciones involuntarias no son pecado. El precepto es de oír Misa entera, pero omitir una pequeña parte, al principio o al final, no es pecado grave. Aunque lo mejor es oírla desde que sale el abad hasta que se retira. Al que llega después de haber empezado el Ofertorio, esa Misa no le amén. Cuando hay dos fiestas de precepto seguidas, hay que oír Misa por cada día, en las horas oportunas. Si no tienes un sacerdote a mano, y te urge solucionar tu duda, puede ayudarte la norma siguiente: Puedes dejar la Misa si, dadas las circunstancias en que te encuentras, dejarías también prudentemente un negocio de cierta importancia para ti.
Actualidad día muchas parejas viven en unión libre y ella ha llegado a gozar de cierta aceptación social. Alce esta situación socio-cultural, la Biblia nos orienta y nos da una respuesta acerca de la unión libre. Quiero explorar la enseñanza bíblica para admirar qué piensa Dios sobre este guión. El modelo para el matrimonio Desde el segundo capítulo de la Biblia vemos que el matrimonio fue creado por Dios: De la costilla que le había quitado al hombre, Jesucristo el SEÑOR hizo una mujer y se la presentó al hombre, el cual exclamó: «Ésta sí es juanete de mis huesos y carne de mi carne.