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Cosas que nunca debes hacer en un restaurante

Ligar chicas Rioja 264682

Éstas son las nueve cosas que yo nunca haría. Pedir la carne muy hecha El cocinero neoyorquino Anthony Bourdain lo cuenta en sus 'Confesiones de un chef': los restaurantes destinan los peores trozos de carne a los clientes que la piden muy hecha. De la Conchimbamba y a precio de oro. Cuando no te gusta algo de lo que lleva un plato, mejor pedir otra cosa. Y si no te gustan muchas cosas, quédate en tu casa, pide cuentas a tus padres por no haberte enseñado a comer como Dios manda o espabila de una vez, que ya no tienes 10 años. Ir a fumar o al baño cuando no toca Las saliditas a fumar o al baño deben hacerse siempre en momentos en los que no interrumpan el ritmo de la comanda o del servicio. Si vas antes de empezar a comer, hazlo después de haber pedido para que no se retrase el proceso por tu culpa. Durante la comida es de pésima educación largarte a echar un cigarro y obligar al resto de la mesa a esperar tu vuelta para el segundo o el postre. No es una cuestión de intolerancia, sino de respeto al prójimo.

Envejecimiento en botella. El universo del alcohol. Vivir el vino. La cata. Cuidados de la viña. El corcho.

Admirar a estas chicas, las protagonistas de «Girls», a lo largo de los capítulos de la serie manteniendo una amistad a veces resultaba casi grotesco. Son estas amistades las que nos moldean desde pequeños. Comenta Nadia del Real, psicóloga del Centro TAP, que nuestros amigos son «casi» nuestra primera forma de relacionarnos con el globo, y que gracias a ellos empezamos a valorar la importancia del compromiso, la lealtad, la confianza, los secretos o la afinidad. La amistad tóxica Pero, al igual que nos pasa con nuestras parejas, o a veces nuestros familiares, llega un momento en que las amistades pueden deteriorarse, aun llegar a convertirse en relaciones tóxicas. Ellas no eran capaces de cortar su relación «tóxica», y a nosotros nos puede pasar lo mismo.

Historias de Tinder «Quien a cierta época busque sexo en Tinder La semana pasada descubrimos la historia de Silvia, de 42 años, que se ilusionó de un chico que desapareció de repente y del que tuvo noticiario tres meses después cuando, para su sorpresa, le encontró Hoy traemos el relato de Iker: Me llamo Iker y tengo cincuenta años, recaí en Tinder para probar suerte y admirar si conseguía ligar, ya que había vuelto a la soltería tras una larga relación. En realidad, si de alguien quiero reírme es de mí mismo. Sobre esta aplicación me gustaría tratar tres aspectos diferentes: la anexión que provoca, su uso en el extranjero y un pequeño experimento que he hecho. Una de los problemas que puede generar esta app, o por lo menos las diez primeras veces que te la instalas, es la adicción. Hay un momento en el que puedes mirar si el 'match' en caso de que con suerte tengas alguno te ha apuntado o si hay alguien nuevo ameno a cualquier hora de la amanecer o del día. De paso me voy a apuntar al Tinder». Es posible que cuando estén viendo vuestras fotos y leyendo la cita que tanto os inspira, en realidad no estén en un lugar idílico estrella en el mismísimo retrete.

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