La fatiga del espíritu habíame adormecido y me agobiaba una horrible pesadilla. Era Alejandro que salvaba a su esposa y a su hermana. El frío del agua me volvió en mi acuerdo. Me llevaba en sus brazos y nadaba a la orilla donde enviaba una señal, con un grito ronco y siniestro. El terror me dio fuerzas.
Una semana antes ha visto morir a sus amigos y compañeros, ha gastado su nave destruida. Es tal tiempo el mejor relato del Combate Marítimo de Iquique. Tengo el Honor de poner en conocimiento de US. Como a las 7 horas A.
Partes: 1 , 2 , 3 Cuando llegó la época de rendir el Bachillerato para intentar ingresar a la Universidad , tomamos el acuerdo de dejar de vernos un par de meses, para dedicarme a preparar esa prueba junto a mi hermana. Nos iba a ayudar el pololo de mi hermana; Nano, que ya estaba estudiando en la UTE y nos reuníamos en una escuelita que estaba frente a nuestra casa, donde yo había cursado mis primeros años y conocíamos al cuidador. Al principio partimos bien, repasando las materias, pero algo después se le ocurrió a mi hermanita, agregar al grupo a una amiga llamada Viola, que era unos cuantos años mayor y que había rendido varias veces la prueba sin lograr aprobarla. Bueno, no voy a negar que a poco andar, le seguí el jueguito y empecé a atracar2 con la mentada amiga. La fiebre apenas me dejaba pensar y pedí a un amigo que te avisara y me fueras a admirar. Me recordaba de un libro que había leído en francés, de un joven que le había ocurrido poco parecido al rendir Le bachot bac El Bachillerato , el libro se llamaba Les vacances dun jeune homme sage Las vacaciones de un joven sabio. Por su parte, mi hermanita apenas llegó a los doce o trece puntos. La tal Viola si lo aprobó, después de rendirlo por enésima vez.
No iban solos. En cambio, el alucinación de vuelta duraba hasta tres semanas, pues los devotos expedicionarios, orgullosos de su éxito, se detenían en todos los poblados del camino. Los que poseían el don de la trova poética cantaban, con acompañamiento de laúd, décimas, endechas y tristes, mientras sus camaradas bailaban la zamacueca chilena, el triunfo, la refalosa, la mediacaña y el gato, con relaciones intercaladas. Las mujeres le narraban, sin perdonar anécdota, las grandes enfermedades de que las había salvado la imagen milagrosa. Lo importante era pagar un cirio para que ardiese en su procesión. Te pido este favor porque fuí bastante amiga de tu pobre mama. El y yo sabemos lo mucho que le debo.